Radio Universidad de Río Cuarto

El viernes pasado nos dejó Ignacio Cremona Sáenz

Fue (seguirá siendo) uno de los mejores locutores de la radiofonía riocuartense en sus 72 años de historia.

Ineludiblemente unida a LV16,la voz de Ignacio fue parte de la historia fundacional de Radio Universidad Nacional de Río Cuarto. Desde aquel 29 de septiembre de 1993, su voz acompañó durante una década la siesta de los oyentes de la emisora universitaria.

Ignacio, junto con Oscar Casari, trabajaban en el área de Prensa de nuestra casa. Cuando surgió la emisora, hace casi exactamente 40 años, el rector Alberto Cantero consideró que su experiencia podía ser vital para acompañar a los mocosos que habíamos pergeñado la décimosegunda emisora universitaria del país, la primera en Córdoba después de la perteneciente a los SRT.

No se equivocó: ambos nos permitieron dar un salto de calidad profesional más que significativo. Pero, por sobre todo, nos dieron la posibilidad de conformar un grupo humano excepcional e irrepetible.

En el caso de Ignacio, su presencia sirvió para potenciar a jóvenes colegas que luego también recorrieron su propio camino. Pero, por sobre todo, permitió articular la experiencia de alguien acostumbrado a trabajar con un guion pre-establecido, con las inquietudes de quienes pensaban que todo se podía improvisar.

Ignacio supo darnos un buen susto. Un aneurisma lo puso al borde del final allá por fines de los 90. Recuperado plenamente , tuvo durante sus últimos años antes de la jubilación una serie de gestos de amistad para con todos nosotros que, francamente, no hicieron más que ratificar la idea de flor de tipo que teníamos de él.

Creo que, desde su jubiló, apenas lo pude ver en un par de ocasiones, de visita en Río Cuarto. Se radicó en Córdoba y allí vivió durante dos décadas. Y allí falleció el viernes pasado a los 87 años.

La verdad, no quiero recordarlo con tristeza, por más que un espacio de mi vida haya quedado inexorablemente vacío. Siento que fue no sólo un símbolo de nuestras radios sino también una persona digna de ser recordada como un hombre de bien. Un calificativo que, en estas épocas, es muy difícil de asignar.

QEPD, querido Nacho. Consuelo para su familia y para todos los que lo supieron querer bien.

Por Osvaldo Da Costa

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