Rocío Arcostanzo integra el equipo femenino de la Universidad Nacional de Río Cuarto. Cada entrenamiento y partido representa un desafío en un deporte que aún compite por la igualdad y el reconocimiento para las mujeres.
Por Tobías Ison (*)
“Mi mayor desafío fue jugar en la Universidad” (Foto: Gentileza Rocío Arcostanzo)
“El que más me motivó fue mi hermano Franco, y también el barrio, los chicos. Yo jugaba con él y era la única chica entre tres o cuatro amigos. Por mucho tiempo no pude ir a un club porque mi familia no estaba de acuerdo. Hasta que les gané por cansancio y en 2014 me dejaron empezar en Las Higueras. Desde entonces, me acompañaron siempre”, cuenta Rocío Arcostanzo, delantera que brilla por estos días en el equipo de fútbol femenino de la Universidad Nacional de Río Cuarto. Entrena varias veces por semana, participa en la competencia local y organiza su rutina diaria entre el trabajo y el fútbol. Lo que antes era un deseo casi imposible se volvió una práctica sostenida: entrar a la cancha, ponerse los botines y aportar al equipo.
Su lugar no se define solo por la posición que ocupa o por su capacidad goleadora, sino también por el compromiso que muestra dentro y fuera de la cancha. En un contexto que aún presenta obstáculos para el fútbol femenino, Rocío encuentra en cada entrenamiento una forma de afirmarse en el camino que eligió.
Franco Arcostanzo, hermano de Rocío (Foto: Gentileza Rocío Arcostanzo)
– ¿Qué desafíos tuviste a lo largo de tu trayectoria?
-El mayor de los desafíos es estar en el equipo de la Universidad, defender esos colores. Y en la vida, creo que no hay acto de mayor rebeldía para una mujer que jugar al fútbol. Yo lo veía por ese lado, ya poder jugar al fútbol era un logro, que como mujer estuviera en la liga y pudiera competir. Para mí eso es por el crecimiento del fútbol femenino. Después sí, hay un montón de cosas que se hacen mal y todo, la liga y los torneos, pero el lugar que tiene el fútbol femenino en Río Cuarto y a nivel nacional es muy importante y muy bueno.
– ¿Te limita el hecho de ser mujer para practicar este deporte?
– No, a mí en este caso no me limita. Yo de chica ya sabía que quería jugar al fútbol. Que no lo hice por distintos motivos si, perfecto, pero nunca me limitó ni tampoco fue una carga ser mujer, porque yo sabía que quería jugar al fútbol aun siendo mujer.
– ¿Los prejuicios te jugaron en contra?
– Sí, los prejuicios siempre estuvieron en contra. El fútbol siempre fue un deporte de hombres y entonces las mujeres que jugábamos éramos como la machona, siempre nos ponían algún título. Los prejuicios sociales llevaban a que la mujer no pudiera empezar fútbol. Muy diferente a lo que pasa ahora, que todas las nenas van a la escuelita. Al principio, antes de que yo pudiera empezar jugar al fútbol, había mucho prejuicio.
– ¿Hay una mayor equidad y transparencia en el fútbol femenino?
-Sí, siento que es mucho más visto y más naturalizado, más visibilizado en sí por la gente que acompaña a la jugadora. Por ahí el que es de afuera no se involucra demasiado y eso es una realidad. Pero el que está cerca de la jugadora o tiene alguien jugando, siento que re banca porque apoya esa lucha que tiene el fútbol femenino.
– ¿Manejas algún tipo de presión cuando competís?
– No, la verdad que no. Antes sí, tenía muchos nervios y miedo al momento de jugar cada partido. Ahora lo disfruto y trato de compartir eso. Yo siento que el fútbol hay que disfrutarlo, si no lo disfrutás no te sale nada dentro de la cancha. Entonces hoy en día trato de disfrutarlo.
– ¿Qué significa para vos ser una representante del fútbol femenino?
– Para mí es un orgullo. Por ahí no me siento figura y me queda un poco incómodo eso, y más cuando siento que se dicen esas cosas. A mí me gusta destacarme, pero porque lo vivo así a nivel competitivo, conmigo misma. Todo el tiempo intento superarme. Por eso un domingo que hice 5 goles quería hacer 3 más para batir el récord y superarme a mí misma. Soy una persona que todo el tiempo busca superarse, pero sin necesidad de pisarle la cabeza a nadie. No voy compitiendo si o si con alguien. Tengo un nivel de autoexigencia fuerte.
– ¿Cómo vivís tu presente en el equipo de la Universidad?
– La Uni, un año más como hace ya 4 o 5 años, vuelve a sufrir una nueva reestructuración. Se le fue el cuerpo técnico, un montón de jugadoras y se sigue rearmando y resurgiendo por el simple hecho de ser la Universidad, que sigue teniendo gente que ama este lugar y que no estaría en otro lugar que no sea la Uni. La Universidad va a recuperar su nivel, estoy convencida de eso, va a estar en lo más alto del fútbol femenino, por la gente que tiene y por los que bancan. Es una institución que apoya al fútbol femenino, que le da la importancia que necesitamos y merecemos. Hay que llevar al equipo a lo más alto, terminar entre las cuatro primeras y que tengamos una dinámica de juego linda. Si formamos un grupo fuerte y tiramos todas para el mismo lado los resultados vendrán solos.
“Todo el tiempo intento superarme” (Foto: Gentileza Rocío Arcostanzo)
– ¿La convicción de las jugadoras influye en el resultado del partido?
– Eso se está contagiando y se ha logrado contagiar. Hay chicas que no son de la Uni o han venido de otros lugares y han logrado sentir la Universidad gracias a la gente que pertenece a la institución. Porque también hay gente que ha surgido en la Uni, ya que tenemos las inferiores y se ha logrado también contagiar eso: que todas las personas que estamos en la Uni queremos seguir jugando ahí y lo llevamos una como bandera. Sabemos que salimos a la cancha y lo vamos a dar todo, primero por la que tenemos al lado y segundo lugar porque estamos vistiendo una camiseta que tiene 20 años de historia en el fútbol femenino, que también se merece ser respetada y valorada por la gran trayectoria que tiene.
– La Universidad, ¿está para algo más a nivel competitividad?
– Sí, está totalmente para algo más. Yo siento que en este torneo lo estamos demostrando de menor a mayor. Por ahí los primeros partidos fueron, no sé si flojos, pero siento que no encontrábamos el nivel que queríamos en el equipo. El cuerpo técnico nos decía que estábamos entrenando al cien por cien y que por ahí en la cancha no se plasmaba eso. Después de un tiempo, de un par de entrenamientos, de conocernos y de saber que todas vamos para el mismo lado, siento que vamos repuntando. Siento que la Universidad, tanto jugadoras como cuerpo técnico, apuntan a estar entre los mejores equipos. Esa es la idea.
– Si pudieras definir a la Universidad en una palabra, ¿cuál sería?
– Amor. La Uni es mi gran amor y así lo va a ser siempre. Desde el momento en que llegué a la Universidad formé parte y me puse la camiseta por primera vez, ya fui hincha de la Uni. Me considero hincha porque me gusta verla, porque me gusta jugar, ayudar y entrenar. Es un lugar donde me dan ganas de estar y a mí me llena de amor formar parte de ese equipo. No jugaría en otro quipo. Tuve la posibilidad de irme a otros lugares, pero no jugaría al fútbol en otro lugar que no sea la Universidad. Tengo mucho sentido de pertenencia.
– ¿Con que momento de tu carrera futbolística te quedás?
– Me quedaría con la final de 2023, en el último penal definitorio de la serie. Me tocó definir la serie y para mí fue mi máximo logro futbolístico. Que pudiéramos salir campeonas, definiéndolo yo.
“Mi mayor logro futbolístico” (Foto: Rocío Arcostanzo)
Por Tobías Ison
Estudiante de la Licenciatura en Periodismo de la UNRC